lunes, 27 de septiembre de 2010

MIGUEL JOTA

MIGUEL JOTA
La revolución liberal y la medicina natural




— ¡Compañía!, ¡Soldado González!, ¡El parte!

Aquel viejito de rostro enjuto, ropa raída, camisa de algodón y pantalón de dril, de zapatones y anteojos con lentes quebrados, sudado y con un saquito de bramante al hombro, se contestaba a si mismo:

— ¡Arancibia, Pedro!, ¡Bermúdez, José!, ¡Carrasco, Toribio! y así en orden alfabético por apellidos hasta que llegaba a la G, ¡González, Miguel J! y continuaba hasta el nombre del ultimo soldado que había participado, junto con él, en la revolución liberal, en el Ejercito del General José Santos Zelaya.

Era el ultimo soldado zelayista que continuaba recordando esa gesta a comienzos de la década de los años cincuenta en Bluefields y muchos confirmaban que en efecto el había participado en ella. Después de la retahíla que hacia a voz en cuello procedía a ofrecer:

— ¡Llevo raíz de cuculmeca, cáscaras de jiñocuabo, hombre grande, zarzaparrilla, infundia de gallina!

Los chavalos se reían de él y gozaban cuando en posición de firmes y con su saludo militar pregonaba los nombres de sus compañeros de armas. Igual se reían de las raíces, cáscaras, hierbas y toda clase de remedios que cargaba en su saquito.

Ya la medicina moderna y las medicinas de patente que se ofrecían en la farmacia habían penetrado el mercado y, toda la gente para curarse de sus males tomaba una pastilla, se ponía una inyección, tomaba un jarabe o lo que le recetaran los doctores. Mucha de la botánica que cargaba en su saquito era legítima, era un alma en pena, era un desplazado por la modernidad, por el progreso.

De lo que no nos dábamos cuenta muchos era que, esa medicina moderna, de patente a la larga era química nociva que aparentemente te quita el mal, pero no cura, no sana y más bien tiene efectos colaterales. Te quita la infección superficialmente pero esa infección penetra en el organismo y subsiste, para poner un ejemplo y, así con todas las enfermedades y tratamientos modernos. En cambio la que ofrecía MIGUEL JOTA, era medicina natural, que tarda más tiempo en curar pero que sana de verdad.

Así, este abandonado de la suerte, del liberalismo, ha como aparecía, desaparecía. Se iba montaña adentro, cuando las montañas en los alrededores de Bluefields eran impenetrables, se perdía por temporadas y de repente aparecía con su nuevo alijo. Ese era su modo de vida, de eso vivía, andaba una fortuna en su saquito y nadie se daba cuenta.

Nunca se supo que se hizo MIGUEL JOTA, de repente dejo de salir a la calle y desapareció, nadie le hizo ningún reconocimiento militar que se sepa, mucho menos salubridad Pública.

— ¡González, Miguel Jota!
— ¡Presente!



Juan Arana Vogel
Reparto El Carmen
Managua, Nicaragua
25 de septiembre de 2010
Después de Mathew

2 comentarios:

  1. saludos or lo publicado sobre Miguel J. quehay delos personajes, como la Carloa loca, El Chino Loco, Colevaca. tener recuerdos de ellos?

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  2. Interesante conocer Bluefields a través de sus personajes muy bien descritos por vos en tu blog.

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