viernes, 1 de octubre de 2010

EL ZORRO


EL ZORRO
Humildad y Respeto a la ley

I
¬¬___Dice el Zorro que ay va a llegar!___

Me acuerdo que me avisaron de su llegada y me apresure a revisar que todo estuviera en

orden en la oficina del Fiscal Militar.

Había oído hablar de el desde cuando el triple cerco que le tendió la G. N. cuando la

toma de Estelí en la Semana Santa del 79 y como lo rompió con sus fuerzas y se

enmontaño.

Llegue a Estelí y todo mundo hablaba de la leyenda, que El Zorro aquí, que El Zorro

acá.

___Y donde esta El Zorro, el que rompió el cerco de Somoza?___

Pregunto Fidel a la muchedumbre en la Plaza en aquel Primer Aniversario de la

Revolución, el se acerco y se pusieron a conversar sobre la táctica y la

estrategia seguramente.

II

___Yo quiero que sepa que yo no vengo a darle ninguna orden___

dijo.

___Tome asiento por favor___

le conteste a aquel hombre de aspecto chele, ojos zarcos vestido con su uniforme

militar de comandante guerrillero con todas sus insignias y charreteras y, se sentó.

___Hay unos muchachos que anduvieron conmigo en la guerra que están a su orden,

quiero que sepa que si ellos violaron la ley se las aplique, usted es la autoridad___

me dijo con todo respeto.

___Pero también vengo a decirle que si puede ser benévolo con ellos, lo haga por favor,

pero que si hay que aplicarles la ley, aplíquesela ___

me dijo con toda humildad.

III

La oficina se traslado a otro local. Un día, en el área de espera, antes de entrar, lo veo

de pie, uniformado, con su mano en la sien y me saluda en posición de firme. Yo

inmediatamente le digo:

___Comandante, por favor___

___Usted representa la ley___

me responde.

Por supuesto que me abochorne y me sorprendió su gesto de respeto en comparación

con la prepotencia de jefes que no le llegaban ni a los talones en trayectoria combativa.


Era Francisco Rivera Quintero, El Zorro, la leyenda, el hombre que dirigió las tomas de

Estelí, a quien tuve el honor de conocer y que tuvo esas deferencias y otras conmigo.


Juan Arana Vogel
Reparto El Carmen
Managua, Nicaragua
30 de Septiembre de 2010

martes, 28 de septiembre de 2010

LA MUERTE DE SOMOZA GARCIA




LA MUERTE DE SOMOZA GARCIA
Los pantalones de doña Violeta y la fuga de Pedro Joaquin

____Mataron a Somoza! Y ahora! Que va a pasar!___

Le decía Santos Lara.

No me acuerdo que le contestaba.


San Carlos era un pueblecito lacustre y fluvial, tranquilo, calmo, que solo los martes que

llegaban las lanchas de Granada se alborotaba por el trajín del comercio, mercaderías

que venían e iban. Los miércoles que se iba la lancha ya quedaba en calma.


Con su Fortaleza, sus calles de piedras revueltas que hacían difícil el caminar, su

parquecito y sus cañones, el rastro, la Aduana, el cine Venus, su escuela municipal, la

vendedora de pescados, que salía todas las madrugadas a pescar y muy tempranito con

el alba regresaba con su bote de remos lleno de pescados, la calle de comercio, la calle

de arriba y la Iglesia Parroquial con la plaza enfrente y allá arriba la Fortaleza.


Había sido creado como un puerto de defensa con artillería y todo, ante los ataques de

los piratas que enrumbaban río arriba sobre el Río San Juan para atacar sobre todo

Granada.

II

Después de la muerte de Somoza cayo un montón de gente presa, en Managua la capital

y en otros lugares.


___Ese es Pedro Joaquín!___

Decían los mayores.

El caminaba por la calle de abajo con unos zapatos raros que yo nunca había visto.

___Son mocasines___

Dijo alguien.

___Ve y esa seguramente es la esposa!___

___Y anda de pantalones!____

Comenzaron a decir las señoras del pueblo. Era la primera mujer que habían visto usar

esa prenda utilizada solo por los hombres hasta ese momento.


Era Pedro Joaquín Chamorro Cardenal confinado en San Carlos después de los sucesos

de Septiembre de 1956.


III

____Se fugo Pedro Joaquín!____

Eran los comentarios en todo el pueblo una mañana.

____Dicen que los ayudo el Cabo Ovidio!___

___Se fueron por el Río Frío para Costa Rica!___

Agregaban otros.


Me acuerdo que como para comprobar si era cierto lo que oía, cuando me dieron

permiso mis padres, me fui al muelle del Cabo Ovidio y lo vi. tranquilo como que nada.

Después oí que lo habían echado preso.


Juan Arana Vogel
Reparto El Carmen.
Managua, Nicaragua
28 de Septiembre 2010
Bajo la influencia de las lluvias después del Mathew.

lunes, 27 de septiembre de 2010

MIGUEL JOTA

MIGUEL JOTA
La revolución liberal y la medicina natural




— ¡Compañía!, ¡Soldado González!, ¡El parte!

Aquel viejito de rostro enjuto, ropa raída, camisa de algodón y pantalón de dril, de zapatones y anteojos con lentes quebrados, sudado y con un saquito de bramante al hombro, se contestaba a si mismo:

— ¡Arancibia, Pedro!, ¡Bermúdez, José!, ¡Carrasco, Toribio! y así en orden alfabético por apellidos hasta que llegaba a la G, ¡González, Miguel J! y continuaba hasta el nombre del ultimo soldado que había participado, junto con él, en la revolución liberal, en el Ejercito del General José Santos Zelaya.

Era el ultimo soldado zelayista que continuaba recordando esa gesta a comienzos de la década de los años cincuenta en Bluefields y muchos confirmaban que en efecto el había participado en ella. Después de la retahíla que hacia a voz en cuello procedía a ofrecer:

— ¡Llevo raíz de cuculmeca, cáscaras de jiñocuabo, hombre grande, zarzaparrilla, infundia de gallina!

Los chavalos se reían de él y gozaban cuando en posición de firmes y con su saludo militar pregonaba los nombres de sus compañeros de armas. Igual se reían de las raíces, cáscaras, hierbas y toda clase de remedios que cargaba en su saquito.

Ya la medicina moderna y las medicinas de patente que se ofrecían en la farmacia habían penetrado el mercado y, toda la gente para curarse de sus males tomaba una pastilla, se ponía una inyección, tomaba un jarabe o lo que le recetaran los doctores. Mucha de la botánica que cargaba en su saquito era legítima, era un alma en pena, era un desplazado por la modernidad, por el progreso.

De lo que no nos dábamos cuenta muchos era que, esa medicina moderna, de patente a la larga era química nociva que aparentemente te quita el mal, pero no cura, no sana y más bien tiene efectos colaterales. Te quita la infección superficialmente pero esa infección penetra en el organismo y subsiste, para poner un ejemplo y, así con todas las enfermedades y tratamientos modernos. En cambio la que ofrecía MIGUEL JOTA, era medicina natural, que tarda más tiempo en curar pero que sana de verdad.

Así, este abandonado de la suerte, del liberalismo, ha como aparecía, desaparecía. Se iba montaña adentro, cuando las montañas en los alrededores de Bluefields eran impenetrables, se perdía por temporadas y de repente aparecía con su nuevo alijo. Ese era su modo de vida, de eso vivía, andaba una fortuna en su saquito y nadie se daba cuenta.

Nunca se supo que se hizo MIGUEL JOTA, de repente dejo de salir a la calle y desapareció, nadie le hizo ningún reconocimiento militar que se sepa, mucho menos salubridad Pública.

— ¡González, Miguel Jota!
— ¡Presente!



Juan Arana Vogel
Reparto El Carmen
Managua, Nicaragua
25 de septiembre de 2010
Después de Mathew

domingo, 26 de septiembre de 2010

MIGUEL JOTA

MIGUEL JOTA

La revolución liberal y la medicina natural

“Compañía!!! Soldado González!! El parte!!” Aquel viejito de rostro enjuto, ropa raída,

camisa de algodón y pantalón de dril, de zapatones y anteojos con lentes quebrados,

sudado y con un saquito de bramante al hombro, y con la lengua enredada como un loro

se contestaba a si mismo:

“Arancibia, Pedro!! Bermúdez, José!! Carrasco, Toribio” y asi en orden alfabético por apellidos hasta que llegaba a la G, “González, Miguel J!!” y continuaba así hasta el nombre del ultimo soldado que había participado en la revolución liberal junto a el, en el Ejercito del General José Santos Zelaya.

Era el ultimo soldado zelayista que continuaba recordando esa gesta a comienzos de la

década de los años cincuenta en Bluefields y, muchos confirmaban que en efecto el

había participado en ella.

Después de la retahíla que hacia a voz en cuello procedía a ofrecer: “Llevo raíz de

cuculmeca, cáscaras de jiñocuabo, hombre grande, zarzaparrilla, infundia de gallina”

Los chavalos se reían de el y gozaban cuando en posición de firmes y con su saludo

militar pregonaba los nombres de sus compañeros de armas.

También se reían de las raíces, cáscaras, hierbas y toda clase de remedios que cargaba

en su saquito.

Ya la medicina moderna y las medicinas de patente que se ofrecían en la farmacia

habían penetrado el mercado y toda la gente para curarse de sus males tomaba una

pastilla, se ponía una inyección, tomaba un jarabe o lo que le recetaran los doctores.

Mucha de la botánica que cargaba en su saquito era legítima, era un alma en pena, era

un desplazado por la modernidad, por el progreso.

De lo que no nos dábamos cuenta muchos era que, esa medicina moderna, de patente a

la larga era química nociva que aparentemente te quita el mal, pero no cura, no sana y

más bien tiene efectos colaterales, te quita la inflamación superficialmente pero esa

infección penetra el organismo y subsiste, para poner un ejemplo y, asi con todas las

enfermedades y tratamientos modernos.

En cambio la que ofrecía MIGUEL JOTA, era medicina natural, que tarda más tiempo

para curar pero que sana de verdad.

Así este abandonado de la suerte, del liberalismo, a como aparecía desaparecía, se iba

montaña adentro, cuando las montañas en los alrededores de Bluefields eran

impenetrables, se perdía por temporadas y de repente aparecía con su nuevo alijo, ese

era su modo de vida, de eso vivía, andaba una fortuna en su saquito y nadie se daba

cuenta.

Nunca se supo que se hizo MIGUEL JOTA, de repente dejo de salir a la calle y

desapareció, nadie le hizo ningún reconocimiento militar que se sepa, tampoco

Salubridad Pública

González, Miguel Jota!!!

Presente!!!

Juan Arana Vogel

Reparto El Carmen

Managua, Nicaragua

25 de septiembre de 2010

Después de Mathew