THOMAS MERTON

THOMAS MERTON

En Glencoe, allá por el 64 o el 65 todo mundo hablaba y leía a Merton. Yo solo veía un libro cuyo titulo era: NO MAN IS AN ISLAND, pero no lo leí nunca y no sabia de que se trataba, solamente sabia que el autor, Thomas Merton era famoso.

Era tanta su fama, que de repente me di cuenta que íbamos para Kentucky a una especie de retiro espiritual a Gethsemani Abbey a ver a una especie de “gurú”. Llegamos y nos instalamos cada quien en su cuartito, igualito a los que ocupan los monjes, un catre con un colchón de paja, ahora recuerdo era invierno o al menos otoño y hacia frío. Había que levantarse cada tres horas para rezar Matine, Vísperas y todas las demás y comer lo que ellos producían de la finca que tenían. Me acuerdo especialmente del queso, con olor a “gancho de los pies”, pero era rico.

Había toda una gran expectación entre los novicios por ver a Merton, decían que a tal hora nos iba a saludar y dirigirnos la palabra y nada. Así pasamos como tres días levantándonos cada tres horas, con frío, comiendo del queso con “tufo a patas” y nada de Merton. Al final, alguien dijo que Merton no estaba que andaba en algún lado y que no íbamos a poder saludarlo.

Fue así que no pude conocer a Merton, después me di cuenta que Ernesto Cardenal había estado allí, y años después, lamente su muerte sin sentido, contingenciosa, en un país del sudeste asiático, electrocutado por su propio radio.

El Carmen.
Managua, 23 de febrero de 2011
Esperando a ver que pasa con Gaddafi en Libia