lunes, 14 de febrero de 2011

TRAGEDIA EN BLUEFIELDS

TRAGEDIA EN BLUEFIELDS

Los chavalos íbamos en fila india. Al llegar a la esquina de Radio Zelaya, del lado del Obelisco apareció corriendo y gritando: ___Hermano!! Puedo ir al paseo?___
___Tienes permiso?____ le contesto el Hermano Juan.
___No____ contesto el.
____Ah, no puedes ir___

Era audaz, practicaba todo tipo de deportes, ping pong, béisbol, basket, salto alto sobre lona, boxeo y en todos era bueno. Esto lo hacia en el Colegio San José de los Hermanos lasallistas de Bluefields.

En el trayecto hacia el balneario de El Marañon se coló en la fila. El creyó que el Hermano Juan no se había dado cuenta.

Augusto y yo apenas aprendíamos a nadar con neumáticos inflables con mas miedo que otra cosa, mientras que el saltaba de lo mas alto de los árboles y hacia clavados.
Mientras nosotros chapaleábamos agua con manos y pies, en determinado momento me pareció sentir que di con algo como un coco con el talón de uno de mis pies pero no le di importancia. Continuamos bañando con alegría y algarabía.

De repente el Hermano Juan dio la orden de partida y ya en tierra comenzó a atarse los cordones de sus botas tipo Sandino. Todos comenzamos a vestirnos y comenzó a contarnos… Hacia falta uno!!

___Quien hace falta?____comenzó a gritar desesperado.

Alguien dijo: ___ Kirkland!!____

Primera vez en mi vida que lo vi desesperado. Comenzó a querer desatarse los cordones de sus botas y a su vez les gritaba a los mayores a Bojorge, a Ordóñez, les gritaba en ingles y en español. Bojorge no quiso tirarse al agua y tuvieron una pequeña discusión, Ordóñez si, se zambullo y emergió y nada. Alguien mas se tiro al agua y de repente lo trajeron a flote y lo sacaron a tierra.

Desesperado, el Hermano comenzó a darle respiración boca a boca y nada. Salio algo de espuma de su boca y nada. Nunca antes había visto llorar a un hombre desesperado. Se hicieron todos los esfuerzos y nada. No hubo respuesta. Ni modo. Tuvimos que cortar dos varas y hacer una camilla y transportarlo al pueblo.

Así termino la vida de una promesa del deporte. Yo me quede callado y siempre que me acuerdo me asalta la duda. Habré sido yo el que le di en la cabeza cuando venia emergiendo del agua? Se habrá ahogado por mi culpa?

Yo tenía doce o trece años.

Managua, 14 de febrero de 2011

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